Al próximo presidente ecuatoriano le espera una catarata de demandas sociales y, a la vez, el desafío en el que fracasaron sus antecesores: lograr la estabilidad institucional de un país que, solo en la última década, tuvo siete jefes de Estado. Desde el retorno en 1979 a la democracia, solo tres mandatarios electos completaron su mandato: León Febres Cordero, Rodrigo Borja y el conservador Sixto Durán Ballén, cuyo vicepresidente, Alberto Dahik, huyó a Costa Rica para evitar un juicio.