La huelga de hambre iniciada por los presos que EEUU retiene en su base de Guantánamo (Cuba) se extiende. El martes, una cuarta parte del medio millar de prisioneros se negaba ya a ingerir alimentos, para protestar por el confinamiento indefinido al que les ha condenado Washington bajo la presunción de terrorismo, pero sin acceso a los tribunales para que se dicte su culpabilidad o inocencia.

"No permitiremos que los prisioneros se dejen morir", advirtió un portavoz del Pentágono, refiriéndose a los 128 presos que se niegan a comer. De ellos, 18 han sido trasladados al hospital de Camp Delta para ser alimentados a la fuerza.

Además de su protesta por un confinamiento que podría ser a perpetuidad, algunos presos se han declarado en huelga de hambre para denunciar las palizas por parte de sus guardias, según aseguraron sus abogados a The Washington Post . El Pentágono rechazó esta acusación.