La guerra de Irak se ha transformado en una retahíla de cifras (2.368 ataques, incluidos 40 coches bomba, en los 30 días de septiembre, sin contar los bombardeos norteamericanos) que enmascaran una catástrofe (no "error", como dijo Kerry) colosal. El que ya hayan muerto más de 15.000 civiles como consecuencia de la intervención militar de EEUU parece no estremecer a los electores estadounidenses, a los que tranquiliza que Bush proclame hacer la guerra lejos de su país para que el terrorismo no golpee dentro de él. Pero no dice por qué han de pagar los iraquís por la barbarie del 11-S.

*Periodista.