Al menos 18 personas, entre ellas un niño y varios turistas extranjeros, resultaron heridas ayer al estallar en el casco antiguo de Praga una granada alojada bajo un coche, en un acto que no parece tener ningún trasfondo terrorista. Fuentes del consulado de España en la capital checa confirmaron que ningún ciudadano español resultó herido.

El vicealcalde de la ciudad, Rudolf Blazek, descartó que lo ocurrido fuera un ataque terrorista. Blazek explicó que un individuo lanzó una granada cerca del Casino Royal, junto a la céntrica plaza de Wenceslao, pero el artefacto rodó y estallo bajo un vehículo, un Jeep Cherokee con matrícula estadounidense, y eso ayudó a que fuera menor el número de heridos. El primer ministro, Stanislav Gross, llamó a la calma y señaló que todo apunta a que lo ocurrido "es un acto relacionado con el crimen organizado".