Patrizia D´Addario, la prostituta de lujo que ha provocado el mayor escándalo sexual público de la República Italiana, ayer sacó un libro, en el que relata minuciosamente la noche que pasó con el primer ministro, Silvio Berlusconi. "Es un extraterrestre --escribe-- por la gran energía que transpira por todos los poros". "Ejerciendo como prostituta, pensaba haber visto ya unas cuantas cosas, pero esta me faltaba, ¡20 chicas para un único hombre!", recuerda de la primera de las dos veces que visitó la residencia del dirigente.

Guste, Presidente reza el título del libro. D´Addario habla de sexo, del "engaño" sufrido y de la consecuente rabia, que asoma en cada una de las 231 páginas del volumen. Berlusconi había prometido ayudarle en la construcción de un apartotel, que había empezado el padre de la mujer. La obra es la obsesión de su vida y el libro parece ser la cínica venganza de una prostituta no pagada. "Yo firmo contratos de forma regular y pretendo que sean respetados", afirma. El relato no tendrá probablemente consecuencias políticas. A excepción de ser tema de actualidad y demostrar que las prostitutas también tienen códigos de conducta.

Armada con una grabadora, Patrizia fue a la residencia del primer ministro con otras dos chicas, pero "no hubo competición", afirma. "Me había elegido a mí". "Cuido yo de tu proyecto (el apartotel), tu vida cambiará, porque has sufrido mucho", le dijo. "Estoy viviendo en un film, nadie me creería si no lo hubiese grabado", se dijo ella. Cuenta que Berlusconi es "un maestro en el arte de hacer subir y bajar la excitación" y que el encuentro duró hasta pasadas las ocho de la mañana, tuvo lugar a oscuras, debajo de un plumón y con profusión de efusiones.

"Satisfacción completa"

Después "del primer asalto con satisfacción completa, se vuelve a empezar", escribe. Patrizia pensó que Berlusconi es "un hombre que se ofrece y se ocupa permanentemente de su compañera". También se dijo: "Me ha mentido, no me ha pagado, yo no quería dinero, pero el intercambio debía tener lugar igualmente, yo he dado mi cuerpo y él nada". Y añade: "Objeten, que yo estoy en paz con mi conciencia".