No pueden negarse los avances en materia de seguridad experimentados en Irak desde que George Bush ordenó en enero del 2007 aumentar las tropas. Pero las cifras recientes son comparadas con las del 2007, el peor año desde que empezó la guerra. Así, el pasado año murieron 901 soldados, 51 más que en el 2004, el segundo peor año. Los niveles actuales de violencia son los mismos que los registrados en el 2005. Y lo que entonces era intolerable ahora son buenas noticias para el Pentágono y para la Casa Blanca.