Bagdad instituyó, cuatro días después de la imposición de las sanciones económicas de agosto de 1990, un cupón de racionamiento que ha evitado el hambre y un levantamiento popular. Cada familia dispone de productos de primera necesidad: 9 kilos de harina, 13 de arroz, dos de azúcar, un litro de aceite, un kilo de legumbres, medio de leche en polvo, detergente y un cuarto de jabón.

Los 26 millones de iraquís comen por un euro al mes. La vida está subvencionada "en un 95 por ciento", según el Ministerio de Comercio, por un Estado sin arcas, con la emisión de moneda sin respaldo bancario, que dispara la inflación.