La guerra total declarada a los shiís por el grupo que lidera Abú Musab Zarqaui, cabecilla de Al Qaeda en Irak, se cobró la vida ayer de al menos 30 personas, que murieron al estallar un coche bomba en un mercado de una localidad próxima a Bagdad, de población mayoritariamente shií.

A diferencia de ocasiones anteriores, el atentado, que se registró a las siete de la tarde hora local, no lo cometió un suicida.

El vehículo cargado de explosivos se encontraba aparcado frente a un puesto de fruta y verdura de Nahrwan, localidad situada a unos 45 kilómetros al este de la capital, según informó ayer el Ministerio de Interior iraquí. La fuerte explosión hirió a cerca de 40 civiles.

Por la mañana, otro coche bomba, esta vez conducido por un kamikaze, estalló al paso de una patrulla del Ejército iraquí en Baquba, al norte de Bagdad. Una persona murió y 17 resultaron heridas. Otro suicida a bordo de un vehículo bomba detonó la carga explosiva junto a un convoy estadounidense cerca de la prisión de Abú Graib, en Bagdad. No hubo víctimas. La policía informó, además, del hallazgo de nueve cadáveres en diferentes puntos de la capital.