De noche, el Ejército mexicano dispara a matar. Al cumplirse un año de la matanza de Tlatlaya, donde murieron 22 personas, al menos 15 de ellas fusiladas tras rendirse, el Centro Pro de Derechos Humanos ha revelado este viernes que el teniente que iba al mando del destacamento militar tenía orden expresa y por escrito de “abatir delincuentes en horas de oscuridad”.

Al presentar el informe ‘Tlatlaya un año después: la orden fue abatir’, el director del Centro Pro, Mario Patrón, ha resaltado que la orden del “alto mando” a ese batallón de infantería dice en uno de sus incisos: “Las tropas deberán operar de noche en forma masiva y en el día reducir la actividad a fin de abatir delincuentes en horas de oscuridad, ya que el mayor número de ilícitos se cometen en ese horario”.

Mario Patrón ha señalado que “el esclarecimiento de este caso demanda que por primera vez se investigue en México con eficacia y diligencia la cadena militar de mando hasta sus últimas consecuencias”. Actualmente, se encuentran procesados siete de los subjefes y soldados que participaron en aquel operativo convertido en matanza en el estado de México, vecino a la capital del país.

OPACIDAD CASTRENSE

Además de su informe y esa orden militar, obtenida tras un “proceso jurídico contra la opacidad castrense”, el Centro Pro de Derechos Humanos presentó a una de las testigos de lo ocurrido en el almacén de Tlatlaya, Clara Gómez, conocida hasta ahora solamente como ‘testigo Julia’. Su hija Erika, de 15 años, resultó herida en una pierna en el tiroteo inicial y su cuerpo apareció después entre los que fueron manipulados y colocados junto a fusiles de asalto, como si hubieran caído disparando.

Los 22 muertos aparecieron en el parte militar como abatidos en medio de un tiroteo iniciado por sicarios ocultos en una bodega contra un destacamento en patrullaje. Una especie de ‘sin novedad en el frente’ dentro de una narcoguerra que ha dejado en nueve años más de 100.000 muertos. La verdad no sé conoció hasta final del verano, cuando ‘Julia’ explicó que, tras rendirse, los jóvenes fueron interrogados a tiros y finalmente ejecutados. A su propia hija “la mataron tirada en el suelo, junto a otro muchacho, minutos después”.