En una nueva vuelta de tuerca, cuestionable desde el punto de visto democrático pero muy valiosa para su supervivencia política, el presidente palestino, Mahmud Abbás, anunció ayer la publicación de una nueva ley electoral que beneficia a su partido, Al Fatá, en detrimento de los islamistas de Hamás. La nueva ley, promulgada por decreto, obliga a todos los candidatos a respetar el "programa de la OLP" y los acuerdos previos firmados con Israel, condiciones a las que se oponen los islamistas. Además, modifica el sistema mixto de votación vigente. Elimina el sufragio por distritos, que favoreció a Hamás en las últimas elecciones, y mantiene el voto nacional, con listas cerradas y una única circunscripción.

Es la última maniobra de Abbás para aislar a Hamás tras decretar la ley de emergencia, deponer el Gobierno de unidad y anunciar elecciones anticipadas --todavía sin fecha--, tras ganar los islamistas la pugna armada por el control de Gaza. La semana pasada, Abbás daba otra estocada a Hamás al impulsar la ilegalización de un centenar de oenegés.

Ayer, el sucesor de Arafat defendió en Ramala, frente al jefe de la diplomacia europea, Javier Solana, de gira para preparar la conferencia árabe-israelí de noviembre, su "autoridad para promulgar leyes" por decreto "mientras el Parlamento no cumpla sus funciones".