Silvio Berlusconi rechazó ayer las ofertas de ayuda hechas por otros países, y les sugirió la posibilidad de apadrinar, con aportaciones económicas, las obras de reconstrucción, argumento que a muchos no les ha parecido descabellado. "Somos un país orgulloso, que vive con bienestar; somos autosuficientes", dijo el primer ministro tras agradecer la solidaridad extranjera. Pero Berlusconi se mostró dispuesto a aceptar la ayuda de EEUU para restaurar el patrimonio cultural dañado.

Berlusconi consideró "obra prioritaria" la construcción del puente sobre el estrecho de Messina, que costará unos 7.000 millones de euros. De esta manera respondía a las críticas recibidas por ese gasto, ya que muchos ciudadanos preferirían que se destinara este dinero a recomponer un patrimonio nacional de construcciones siempre en peligro y que cuestan al Estado más de 140 millones al mes desde 1945. El puente permitirá a los sicilianos sentirse más italianos.