"Mis pensamientos están con las familias de los dos hombres que resultaron muertos y con los heridos". A Gerry Adams le ha costado 36 horas pronunciar esta frase. Es quizás la primera vez que el líder del Sinn Féin lamenta públicamente el asesinato de miembros del Ejército británico. Unas palabras de compasión, arrancadas a la fuerza, tras un aluvión de reproches por no incluirlas en el comunicado del domingo.

La intervención muestra la situación en que el atentado del IRA Auténtico ha puesto al Sinn Féin. Los republicanos comparten desde hace 22 meses el poder en Irlanda del Norte con los unionistas. Sus miembros participarán plenamente en los nuevos órganos de justicia y seguridad, cuando los trámites de la transferencia de poderes acaben en la Cámara de los Comunes.

Adams ya pidió hace meses a los católicos se integraran en el servicio de la policía de Irlanda del Norte. Los unionistas aún ven con recelo la presencia de republicanos en instituciones de seguridad.

APOYO SOSPECHOSO Tras el atentado, han medido cada palabra y cada gesto del Sinn Féin. Pero, a los ojos de los republicanos más radicales, este colaboracionismo con las fuerzas del orden es sospechoso. El atentado del pasado sábado puede ser, según las fuerzas de seguridad, un golpe propagandístico para que el IRA Auténtico capte adeptos entre los más jóvenes.