El estado con la peor calificación de deuda de todo Estados Unidos, con un índice de paro del 12,4% que deja pequeña la media nacional del 9,6%, donde el agujero presupuestario roza los 21.000 millones de euros y donde los recortes han castigado a la educación y los programas sociales... Así es la California que deja Arnold Schwarzenegger al demócrata Jerry Brown, su sucesor como gobernador en el estado más poblado de EEUU, donde ayer se produjo oficialmente el relevo entre gobernadores.

Con la ceremonia celebrada en la capital, Sacramento, se selló el regreso de un veterano, que ya ocupó el cargo entre 1975 y 1983 (sucediendo también a otro actor que se metió en política pero llegó a presidente, Ronald Reagan). Y se despedía el exculturista cuya experiencia en política hasta el 2003 era su matrimonio con una integrante del clan Kennedy, Maria Shriver, un hombre hoy transformado por los golpes de la política y con un legado incierto.

Si tras sus primeros 100 días en Sacramento Schwarzenegger disfrutó de índices de aprobación del 56%, que llegaron hasta el 60% después de su cómoda reelección en el 2006, ahora se despide con un índice de aprobación del 20% y de desaprobación del 70%, los mismos que castigaban en el 2003 a Gray Davis, el demócrata que fue forzado a dimitir y al que sucedió el gobernator tras imponerse en unas elecciones especiales.

Son números que reflejan la incapacidad de Schwarzenegger para superar los problemas económicos de California, estructurales y coyunturales, acentuados no solo por la crisis sino por limitaciones impuestas hace décadas por ciudadanos, como la de requerir una mayoría de dos tercios para aprobar el presupuesto estatal o que, también por decisión popular, no se puedan subir ciertos impuestos.

A la hora de identificar sus mayores errores, el actor de Terminator apuntaba hace unos días en una entrevista con Los Angeles Times a la elección especial que organizó en el 2005 con cuatro propuestas presupuestarias y fiscales que le enemistaron con los sindicatos y que los ciudadanos rechazaron con contundencia.

PAGOS CON PAGARES El mismo hombre que en su primer discurso a las cámaras estatales acusó a los demócratas de "hombres afeminados" y "perdedores" acabó aliándose con ellos para subir impuestos. Fue el primer gobernador desde la Gran Depresión que tuvo que realizar pagos con pagarés. Su sucesor, ayer, pedía "valor y sacrificio" y anunciaba que va a presentar un presupuesto "doloroso pero honesto".

Schwarzenegger se marcha, eso sí, convertido en una de las estrellas políticas del movimiento medioambiental.