En seis días, las 191 víctimas del 11-M estaban identificadas. Ayer, justo cuando habían pasado seis jornadas desde el 7-J, las autoridades británicas sólo han facilitado cinco identidades. La lentitud del proceso ha indignado a las familias de los desaparecidos y ha hecho planear las dudas sobre la capacidad de la policía británica para enfrentarse a un atentado de este calibre.

La prensa se ha sumado a ese enfado. Ayer, The Guardian comparaba la labor forense en Londres con la de Madrid, destacando que 24 horas después del 11-M la mayoría de víctimas ya tenían nombre y "a los tres días ya hubo entierros".

Sin registro

Josep Arimany, director del Instituto de Medicina Legal de Cataluña, opina que esa lentitud "obedece a que en Gran Bretaña los ciudadanos no tienen carnet de identidad y, por tanto, no hay un registro de huellas dactilares". "En Madrid, el 80% de cuerpos se identificaron con huellas", explica.

En su opinión, la otra gran causa de este retraso radica en que "una explosión en un túnel es 40 veces más potente que al aire libre, pues la onda expansiva rebota en las paredes". Eso deja los cadáveres aún más destrozados, con lo que la identificación se complica.

Autopsia en la estación

En el 11-M, los forenses iniciaron su labor a las 11.30 de la mañana, tres horas después del ataque terrorista. Las primeras identificaciones se hicieron en las estaciones. Esa rápida labor permitió a las familias conocer pronto la suerte de sus seres queridos en la tragedia.

En Londres, en cambio, las labores forenses no se iniciaron hasta el sábado, tres días después del 7-J. "Al ser un atentado, la investigación policial pasó por delante de la identificación", admite el superintendente Jim Dickie, jefe de identificación de Scotland Yard. Además, la recuperación de los cadáveres, que estaban en los túneles del metro, ha sido más compleja que en Madrid, donde todo se produjo en la superficie.

El superintendente forma parte de la Comisión de Identificación del 7-J, que está integrada por forenses, policías científicos, médicos patólogos y especialistas en huellas y ortodoncia, que realizan las autopsias en unos pabellones levantados en la sede de la Compañía de Artillería.

La comisión ha establecido un rígido procedimiento de identificación. "Hay que ser muy prudente, pues la identificación permite discriminar a los que han sido víctimas de los sospechosos", dice Sue Black, especialista en ciencia forense. Por ello, aunque se haya establecido la identidad de un cadáver, hace falta el visto bueno del juez de instrucción, Paul Knapman, para comunicárselo a la familia.

No todos los criterios de identificación son igual de válidos. De hecho, la comisión ha establecido que el reconocimiento visual por parte de un familiar no es definitivo.

Para empezar están los criterios primarios. Con uno de ellos, se da por buena la identificación del fallecido. Entre éstos están las huellas dactilares en caso de que coincidan con las tomadas en casa de la víctima; la radiografía bucal post mortem, que se compara con fichas dentales aportadas por la familia, y los números de serie de prótesis o marcapasos.

El ADN es el criterio definitivo, pues permite identificar a los cadáveres más destrozados e incluso recomponer aquéllos cuyos miembros quedaron esparcidos. Según The Guardian, "ninguna identidad será comunicada hasta que no sea cotejado su ADN".

Ante la falta de DNI, decenas de agentes han visitado las casas de los desaparecidos en busca de pruebas ante mortem: huellas dactilares, fichas dentales, peines, cepillos de dientes o cualquier objeto donde haya rastros de ADN.

Ropa o joyas

Las autoridades consideran como criterios secundarios los casos en que la víctima viste ropas o joyas características, tiene alguna deformidad o rasgo médico, hueso roto o cicatriz. Por eso, se radiografían todos los restos mortales, que son examinados por patólogos y odontólogos en busca que detalles específicos. Sin embargo, los expertos británicos han establecido que una de esas pruebas, por si sola, no vale para confirmar una identidad, y que deben combinarse varias.

Como reconoce el superintendente, "hay cuerpos que están en tal estado --mutilados y desfigurados-- que se tardará al menos dos o tres semanas en saber su identidad". Nadie quiere que se repita lo que ocurrió en Luxor (Egipto), donde una mala identificación de los turistas asesinados por islamistas hizo que varios de los cuerpos fueran repatriados a países equivocados.