El esperado informe del Congreso sobre el 11-S propinó ayer un duro vapuleo a la CIA, el FBI y la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), al señalar que fueron los fallos cometidos por estas agencias en el intercambio de información los que impidieron detectar los atentados, que costaron la vida a 3.000 personas.

"Desde 1998 y hasta el verano del 2001, los organismos de inteligencia recibieron un flujo modesto pero relativamente continuo de informes que indicaban la posibilidad de que se produjeran ataques terroristas dentro de Estados Unidos", dice el informe.

Las 900 páginas del informe resumen lo averiguado durante las 9 audiencias públicas y 13 privadas llevadas a cabo por el comité durante el año pasado. La conclusión principal es que "la comunidad de inteligencia desaprovechó oportunidades para desarticular el complot del 11-S, negando la entrada o deteniendo a los futuros secuestradores, o por lo menos tratando de descubrir la conspiración por medio de vigilancia e investigación dentro de EEUU".

Casi dos años antes de los ataques contra Washington y Nueva York, la CIA estaba al tanto de que dos de los futuros suicidas, Jalid Almidhar y Nawaf al-Hazmi, tenían conexiones con Al Qaeda, el grupo terrorista de Osama bin Laden. No obstante, ambos pudieron instalarse en San Diego (California) en el 2000, donde tuvieron muchos contactos con un informante del FBI, dice el informe.

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Si la CIA hubiese informado al FBI de lo que sabía sobre ambos sujetos "hubiera sido muy diferente", sostuvo un agente del FBI que declaró ante el comité, cuya conclusión fue que "si se hubieran aprovechado los contactos del informante con los secuestradores, la oficina de San Diego del FBI y la comunidad de inteligencia hubieran tenido quizá su mejor oportunidad para desarticular el complot del 11-S".

Desde 1998, diversos datos de inteligencia indicaban que Al Qaeda se proponía atacar lugares públicos en Washington y Nueva York, que planeaba emplear aviones comerciales con estos fines e, incluso, que había mandado a algunos de sus miembros para estudiar las condiciones de seguridad de uno de los aeropuertos neoyorquinos. Además, el FBI conocía a 14 personas que mantuvieron contactos con cuatro de los terroristas que después perpetraron los atentados.