Las relaciones entre Europa y EEUU en la posguerra fría se oficializaron en 1995, en la llamada Nueva Agenda Transatlántica (NAT). Según un estudio de la Fundación Alternativas, su mayor logro ha sido la creación de un marco estable de cooperación que no existía fuera de las relaciones bilaterales o del marco de la OTAN.

En la parte negativa de la NAT está el no haber podido alcanzar el objetivo político de crear un marco en el cual la UE y EEUU puedan abordar a un mismo nivel y de manera efectiva los grandes retos y amenazas globales que les afectan por igual.