Tres países (Kuwait, Irak e Irán) se reparten la soberanía de las aguas del extremo norte del golfo Pérsico, el lugar donde resultó apresado el buque HMS Cornwall. Allí desemboca el Chat el Arab, la confluencia de los ríos Tigris y Eufrates, parte de cuyos 200 kilómetros constituye la frontera entre Irak e Irán.

Las aguas territoriales iraquís en el golfo Pérsico son muy reducidas debido a que cuenta con una costa muy pequeña. Ello, unido a la proximidad de Kuwait e Irán y a los importantes intereses económicos --Irak exporta parte de su petróleo por esta zona-- hace que las fricciones sean frecuentes.