El sur del Líbano, una región agrícola de mayoría chií, históricamente olvidada por el Estado y regularmente machacada por Israel, recibió ayer a Mahmud Ahmadineyad como a un libertador. Desafiando a todos aquellos que en Israel, EEUU y el Líbano han tachado su visita de "provocadora", el presidente iraní volvió a darse un baño de multitudes en dos localidades fronterizas con Israel, una de ellas, Bint Yebeil, a menos de 4 kilómetros de las alambradas. Desde allí Ahmadineyad afirmó que "Palestina será liberada por la resistencia" y "los sionistas dejarán pronto de existir".

Muchos pueblos chiís declararon la jornada festiva. Tiendas, colegios y oficinas cerraron para recibir al benefactor. Tanto furor tiene raíces más profundas que la identificación espiritual y cultural de los chiís con su patria. Mientras Occidente apoyó a Israel en la guerra del 2006 y el Gobierno de Beirut se empantanó en una mezcla de desidia e inoperancia burocrática al afrontar la reconstrucción, Irán sacó la chequera y permitió que su aliado, Hizbulá, reconstruyera viviendas, carreteras y colegios.

Ningún lugar fuera de los barrios chiís de Beirut sufrió tanta devastación como Bint Yebeil, escenario de una de las más duras batallas de aquella guerra. Allí acudió Ahmadineyad para declararla "capital de la resistencia y la victoria", como hizo 10 años atrás el secretario general de Hizbulá, Hasán Nasrala. Entonces celebraba la salida de las tropas israelís del sur del Líbano tras 22 años de ocupación.

RESISTENCIA "El mundo debe saber que los sionistas dejarán de existir. A los ocupantes no les queda hoy más alternativa que regresar a sus patrias originarias", dijo Ahmadineyad en el estadio de Bint Yebeil, parte de cuya estructura podía verse desde el lado israelí de la frontera. El presidente iraní aseguró que "la yihad ha demostrado ser más fuerte que los tanques" y subrayó que "la resistencia del pueblo libanés se ha convertido en un modelo para otros pueblos".

La respuesta del primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu, no se hizo esperar: "Hoy hemos oído insultos y abominaciones. La mejor respuesta a las blasfemias fue dada hace 62 años: el Estado y lo que hemos construido. ... Miren qué pueblo, Estado y Ejército tiene Israel".

Tras dos días de visita, Ahmadineyad abandonó ayer el Líbano sin cumplir con el gesto simbólico de tirar piedras en la frontera. "Si quisiera tirar algo --había dicho el jefe de Hizbulá--, tiraría algo más grande que piedras". 40.000 misiles, ese es el arsenal del Partido de Dios.