Cuatro días después de la muerte de su soberano Rainiero III, los monegascos pudieron por fin ayer comenzar a rendirle homenaje y recogerse ante sus restos mortales instalados en la capilla palatina. "Hoy todos nosotros estamos huérfanos de ese gran hombre", declaró su sucesor, el príncipe Alberto II, en su primera intervención pública tras la muerte de su padre.

En un mensaje a los monegascos, leído con visible emoción ante las cámaras, el príncipe declaró conservar, al igual que sus hermanas, las princesas Carolina y Estefanía, "el recuerdo de un padre bondadoso, profundamente apegado a su familia", y el de "un soberano cuyo reinado ha sido fuera de lo común, ya que ha visto nacer y crecer un desarrollo excepcional" en el país. "Hasta los últimos días en que fue vencido por la enfermedad, el príncipe Rainiero III ejerció sus funciones con toda plenitud", añadió Alberto II, que tomó las riendas del principado el pasado 31 de marzo.

SEGUIR EL EJEMPLO A sus súbditos, el nuevo príncipe soberano pidió simplemente que estén "más unidos que nunca", porque "la tristeza y el duelo" acercan los corazones, y se declaró dispuesto a seguir "el ejemplo de un príncipe totalmente identificado con su alta misión", y que "amó apasionadamente a su país y a sus habitantes".

Hasta el próximo miércoles, los 6.000 monegascos y 26.000 residentes oficiales del principado podrán honrar la memoria del "príncipe constructor", que reinó cerca de 56 años y dirigió el destino de este micro-Estado mediterráneo con mano de hierro. El príncipe Rainiero, de 81 años, murió el miércoles en el Centro Cardiotorácico de Mónaco, donde había sido ingresado el 7 de marzo por un afección broncopulmonar.

El sábado, la familia principesca asistió a una misa privada en la capilla del palacio, donde quedó instalada la capilla ardiente con el ataúd y el cadáver del soberano vestido con uniforme de gala. Tras el velatorio reservado a la familia, la capilla se abrió al público ayer, comenzando por los trabajadores de palacio, en activo o jubilados.

CON LLUVIA A pesar de la lluvia, rápidamente se formó una larga cola de verdaderos admiradores del príncipe y de la familia Grimaldi. "Son nuestra familia", afirmaba ante las cámaras una anciana, que había trabajado como planchadora en palacio durante 18 años.

Ante la prensa concentrada en el exterior, los visitantes no dudaban en expresar su "emoción". "Somos una pequeña comunidad, como un pueblo donde todo el mundo se conoce", declaró el consejero nacional, Bernard Marquet. Desde el sábado, el portalón del palacio de los Grimaldi está cubierto por una espesa cortina de luto con el monograma de Rainiero, dos erres cruzadas y cubiertas de una corona. Este monograma será sustituido por las iniciales de su sucesor tras el entierro.

Hoy, la visita de la capilla ardiente estará reservada a las autoridades y al cuerpo diplomático y consular. Los tenistas Juan Carlos Ferrero y Marat Safin, que se encuentran en Montecarlo para disputar el Masters Series del principado que comienza hoy, acudieron ayer a la capilla ardiente de Rainiero. Ferrero, aunque no es residente, fue invitado por los organizadores del torneo, que sólo se suspenderá momentáneamente durante el entierro, este viernes.