Alemania despide hoy con euforia y grandes dosis de orgullo nacional el que ha sido uno de los más brillantes mundiales de fútbol jamás organizados. Pero mañana, en la resaca de un fin de fiesta que habrá costado millones a las ya enflaquecidas arcas públicas y después de sentir que tocaban el cielo con las manos, los alemanes despertarán a la cruda realidad con un paquete de impopulares reformas que constituyen un auténtico mazazo para los sectores más desfavorecidos de la sociedad. La cancillera, Angela Merkel, habrá pasado de conocer la gloria a darse de bruces con los peores índices de popularidad desde que asumió el Gobierno, el pasado noviembre.

"Las alas del águila nos llevarán hacia la victoria", se leía en la impresionante pancarta extendida a todo lo ancho de la tribuna norte del Estadio Olímpico de Berlín antes del partido de Alemania contra Ecuador, en la primera ronda del campeonato, que acabó con la derrota de los suramericanos. Hoy, con su águila desplumada, los alemanes empiezan a comprobar además que, entre partido y partido y casi sin debate, la mayoría parlamentaria de la gran coalición aprobó leyes dolorosas para los contribuyentes.

EL MAYOR ENDEUDAMIENTO El Impuesto al Valor Añadido (IVA) aumentará a partir de enero del año 2007 del 16% actual al 19% para reducir el déficit público y las cotizaciones al seguro de desempleo. Para la oposición, se trata de una subida "que grava principalmente a los jubilados y a los que menos ganan, puesto que el aumento del IVA no entiende de sueldos y no distingue entre grandes y pequeños ingresos. Los precios suben para todos, aunque a unos les cueste más pagarlos".

El Gobierno de Merkel, consciente de lo antipopular que resulta la medida, decidió endulzar el golpe. Para ello, aprobó el llamado "impuesto de los ricos", mediante el que se subirá, en tres puntos, del 42% al 45%, el tipo máximo del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) para los ingresos superiores a los 250.000 euros al año (41 millones de pesetas) en el caso de los solteros, y de 500.000 euros en el de los casados. De forma paralela, el Ejecutivo aprobó una reforma del impuesto de sociedades, que entrará en vigor a partir del 2008, para que la carga pase del actual 38,65% al 29,12% para las grandes empresas y del 25% al 12,5% para las pequeñas.

En medio de la euforia del Mundial, el ministro alemán de Finanzas, el socialdemócrata Peer Steinbrueck, impuso un endeudamiento de 38.190 millones de euros, 7.000 millones más que en el 2005, el mayor endeudamiento de la historia del país germano. Steinbrueck ya advirtió que el año próximo puede ser peor, y Merkel destacó que "Alemania necesita un saneamiento general". Pero las reformas no acaban ahí. A partir del próximo año se pondrá en marcha una reforma del sistema sanitario, defendido por Merkel como "un cambio histórico", ya que en su opinión "nunca antes un Gobierno abrió paso a una reforma estructural sanitaria tan profunda". Sin embargo, y en contra de las promesas electorales, la medida conlleva una subida del 0,5% de la cuota del seguro de enfermedad en el 2007.

LLUVIA DE CRITICAS El líder del Partido Liberal (FDP), Guido Westerwelle, definió la reforma como "un nuevo ataque al bolsillo del contribuyente perpetrado a la sombra del Mundial". El semanario Der Spiegel dedicó su última portada a Merkel vestida de enfermera bajo el título Operación exitosa: el paciente ha muerto .

Entretanto, se deteriora de forma acelerada el prestigio de Merkel, cuya popularidad ha pasado del 80% que tenía cuando tomó las riendas del Gobierno al actual 57%. Solo el 25% de los alemanes, según la última encuesta, están satisfechos con el trabajo de la gran coalición.