El asalto contra sedes de compañías petroleras y complejos residenciales para extranjeros en la ciudad saudí de Jobar, que causó 22 muertos, ha provocado una alerta internacional. El Foreign Office británico anunció desde Londres la amenaza de nuevos atentados que están "en fase final de preparación". "Nuevos ataques son sin duda posibles, e iría más lejos, son hasta probables", sentenció el embajador británico en Riad, Sherard Cowper-Coles.

Fuentes del espionaje británico citados por el rotativo The Times advirtieron de un "ataque espectacular" que podría tener como objetivo instalaciones petroleras o incluso el puente que une Arabia Saudí con la isla de Bahrein. Tales proyectos, según precisó The Times , estarían "en fase de finalización por simpatizantes de Al Qaeda".

Varios países occidentales lanzaron llamamientos a sus ciudadanos para que no viajen a Arabia Saudí. El Ministerio de Exteriores español recomendó evitar cualquier viaje "no estrictamente profesional". Washington fue más lejos y pidió a los estadounidenses que se fuesen del país. El embajador australiano pidió lo mismo a sus compatriotas.

BUSQUEDA DE RESPONSABLES Mientras, las fuerzas de seguridad saudís buscan a tres de los extremistas islamistas que huyeron del complejo El Oasis utilizando a rehenes como escudos humanos. El principal desafío al que se enfrentan las autoridades de Riad saudís es encontrar a los tres atacantes que consiguieron escapar. Las fuerzas de seguridad montaron puestos de control en todas las carreteras del país para intentar dar con ellos. En un nuevo comunicado, el líder de Al Qaeda en Arabia Saudí, Abdelaziz al Muqrin, aseguró que el degollamiento de un italiano es "un regalo" al jefe del Gobierno italiano, Silvio Berlusconi, por "su hostilidad hacia el islam".

La versión de los hechos proporcionada por el Ministerio de Interior saudí difiere del relato de los supervivientes, dando alas a las voces críticas que insisten en que Arabia Saudí es incapaz de afrontar el desafío de los integristas, infiltrados en los cuerpos de seguridad del país.

Un empleado del complejo residencial El Oasis aseguró que los comandos especiales que asaltaron el complejo "llegaron a un acuerdo" con los atacantes para dejar marchar a los secuestradores si los rehenes eran liberados, a pesar de que habían sido asesinados varios cautivos. "Al principio, las fuerzas de seguridad lo rechazaron, pero al final aceptaron", dijo la fuente.

Las autoridades saudís sostienen que la toma de rehenes acabó felizmente, ya que 41 de los secuestrados fueron liberados sanos y salvos, y tan sólo nueve de ellos murieron. El embajador saudí en Londres, príncipe Turki al Faisal, dijo que Al Qaeda ha elegido blancos fáciles, prueba de su debilidad.

En cambio, analistas occidentales, como el exagente de la CIA Robert Baer, dijeron que Al Qaeda sólo es la expresión palpable de la frustración y el descontento de los saudís ante los planes de su Gobierno de subir la producción de petróleo para mantener los precios bajos. "Los ataques no han afectado el suministro de petróleo, pero las instalaciones saudís son vulnerables y, con determinación, se pueden atacar", dijo Baer. Expertos antiterroristas subrayaron a la BBC su sorpresa ante la facilidad con que tres atacantes escaparon.