El subsecretario adjunto para asuntos de Asia Oriental y Pacífico del Departamento de Estado de EEUU, Joseph Yun, se ha reunido hoy con la disidente birmana Aung San Suu Kyi en su casa de Rangún. El encuentro, el primero que mantiene un alto cargo estadounidense con la Nobel de la Paz desde que esta fue puesta en libertad el pasado 13 de noviembre después de siete años y medio de arresto domiciliario, se enmarca en la nueva estrategia de Washington de abrir una vía de diálogo con la Junta Militar que gobierna Birmania desde 1962, a cambio de acepte algunas reformas políticas.

En las últimas semanas, Suu Kyi se ha puesto manos a la obra con una intensa agenda de trabajo que ha incluido decenas de entrevistas con periodistas, diplomáticos y funcionarios de la ONU par abordar la situación política en Birmania. La Nobel de la Paz también quiere resucitar a la Liga Nacional por la Democracia, su antiguo partido, que fue disuelto porque decidió boicotear las últimas elecciones, en las que vencieron las fuerzas respaldadas por el régimen militar.

La reunión ha durado unas dos horas y a su salida ni Suu Kyi ni Yu han querido hacer declaraciones. El subsecretario estadounidense se ha limitado a calificar el encuentro de "productivo". "Si nos permite dar pasos hacia adelante, habrá sido un éxito", ha añadido Yun, que en su viaje de cuatro días a Birmania también se ha reunido con el ministro de Exteriores, Nyan Win. La visita es la primera que realiza un alto cargo de EEUU al país desde las elecciones que Birmania celebró el 7 de noviembre, unos comicios que el presidente Barack Obama consideró que no eran "ni libres ni justos".

A finales del 2009, Washington decidió retomar el diálogo con la Junta Militar tras constatar que la política de sanciones no había afectado en nada al régimen dictatorial. La insensibilidad de Birmania hacia toda presión exterior ha sido especialmente frustrante para la Casa Blanca, que insiste, sin embargo, en "continuar el diálogo".

EL MALESTAR DE CHINA

Estados Unidos no son los únicos a quienes frustra la actitud del régimen militar birmano. Según las notas diplomáticas filtradas por Wikileaks, China, aliado de la Junta, expresó a principios del 2008 su irritación por la lentitud de las reformas políticas en Birmania.

"Los chinos están cansados de que el régimen de Than Shwe frene las reformas", subrayaba la encargada de asuntos estadounidense en Birmania, Shari Villarosa, en un telegrama de enero del 2008, tras reunirse con el embajador de China en Birmania. "No pueden apoyar más a los generales para salvaguardar sus intereses y reconocen la necesidad de encontrar una solución que preserve la paz", añade Villarosa.

En otro telegrama, otro alto responsable gubernamental chino hablaba de la necesidad de "medidas fuertes" para mejorar el nivel de vida de los birmanos y defendía una "reconciliación nacional a través del diálogo con Suu Kyi". Sin embargo en los últimos tiempos la posición de China respecto a Birmania podría haber cambiado. De hecho, el mes pasado Pekín se felicitó por la celebración de elecciones legislativas en el país, unos comicios que Occidente rechazó.