En medio de la lluvia y vientos inclementes, y sin poder disimular su pesimismo y desesperación, bomberos, médicos e improvisados grupos de rescate trataban ayer de encontrar supervivientes bajo el lodo y los escombros que devoraron el pueblo minero de Chima (Bolivia), ubicado unos 250 kilómetros al norte de la capital, La Paz. Al final del día se habían recuperado unos 13 cadáveres, de acuerdo con diversas fuentes.

El deslizamiento de la ladera del cerro Pucaloma, en cuya falda se encuentra el pueblo, sepultó unas 400 chabolas en la mañana del lunes. El alud arrastró unas 40.000 toneladas de tierra, piedras y lodo. Unas 200 personas fueron consideradas desaparecidas, aunque el portavoz de la presidencia, Mauricio Antezana, dijo ayer que esa cifra podría incrementarse hasta las 500 personas.

ACCESO COMPLICADO

El mal tiempo, los caminos precarios, convertidos en pantanos por la lluvia, y la propia ubicación de Chima --llegar desde La Paz por una sinuosa carretera de 580 kilómetros lleva unas nueve horas-- complicaban aún más las tareas de rescate. "No se ve ningún cuerpo y la desesperación cunde en la población", dijo Ricardo Luna, funcionario del municipio de Tipuani, al que pertenece Chima. "Será imposible encontrar personas vivas después de 24 horas", alertó más tarde el jefe de bomberos, Rolando Viscarra.

El ministro de Defensa, Freddy Teodovic, envió efectivos del Ejército y de la policía y cinco helicópteros y dos aviones de las Fuerzas Aéreas. El Gobierno del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada declaró a Chima "zona de desastre municipal y calamidad pública" y se preparaba para destinar fondos a la ayuda humanitaria. Según se informó, España, Estados Unidos y Chile ya ofrecieron a Bolivia su colaboración.

El pueblo de Chima se creó décadas atrás a orillas de los ríos de Yungas, en el marco de una explotación de oro. Viven allí unas 3.000 personas. Según el diario La Razón , sus pobladores habían sido advertidos de los peligros de un deslizamiento del cerro al descubrirse grietas debido al uso continuado de dinamita.

Las cooperativas mineras Chima y Molletería, asentadas en la localidad, perforan socavones para extraer el mineral y esta actividad habría debilitado la estructura del Pucaloma. Las fuertes lluvias hicieron el resto.