Apenas 48 horas antes de que la izquierda aberzale celebre una marcha en Arrasate (Guipúzcoa) contra la construcción del tren de alta velocidad (AVE) en Euskadi, la ministra de Fomento, Magdalena Alvarez, visitó ayer las obras para advertir al "aberzalismo radical" de que no conseguirá parar el proyecto.

"No permitiremos que lo conviertan en un segundo Leizarán", dijo con el objetivo de trasladar un mensaje de apoyo a las constructoras, que no olvidan la violencia --150 ataques y tres asesinatos-- que ETA y sus seguidores desplegaron contra la autovía que une Guipúzcoa y Navarra. La lucha contra la conocida como "Y vasca", por la forma en que se conectan las capitales, se ha convertido en un banderín de enganche para la izquierda aberzale, que pretende aglutinar fuerzas de distintos matices políticos en el mismo objetivo. Un documento difundido por Batasuna entre sus seguidores presenta el AVE como ejemplo de la "imposición" y reclama pararlo. Además, manuales requisados a detenidos por ataques de kale borroka instruyen sobre cuáles son los ataques más demoledores contra la maquinaria empleada en la infraestructura más ambiciosa de Euskadi.

La decisión de combatir el AVE choca con la determinación de los gobiernos central y vasco de garantizar su desarrollo. Alvarez viajó hasta el escenario de las obras en Alava para avisar al "aberzalismo radical" de que se trata de una obra "irreversible ". Y el Gobierno vasco insiste en que no se frenará el ritmo.

PLAN DE SEGURIDAD Está en marcha un plan especial de seguridad para proteger las obras mientras se adoptan medidas legales para combatir la insumisión de algunos ayuntamientos. Y es que 16 de los 46 municipios por cuyos términos discurrirá la obra están gobernados por Acción Nacionalista Vasca (ANV), que, además de dificultar las expropiaciones, fomenta la celebración de consultas populares para poner de manifiesto el rechazo vecinal. En las últimas semanas se han multiplicado ataques contra las obras.