Amsterdam se gastará los próximos 10 años cientos de millones de euros en una reforma total de su centro antiguo, incluido el barrio rojo , para que sean los gobernantes, y no los criminales, los que vuelvan a mandar en las calles y canales más populares. Se reducirán los escaparates de prostitutas, los coffeeshops y los bares y hoteles baratos que, según el ayuntamiento, sirven para blanquear dinero.

"Se han acabado los tiempos en los que permitíamos que el hampa poseyera la parte más bonita del casco antiguo", anunciaron ayer el alcalde socialdemócrata, Job Cohen, y el concejal responsable del ambicioso proyecto, Lodwijk Asscher.

Una parte importante de la reforma se financiará con dinero español. El emblemático Hotel Krasnapolsky, desde hace años en manos de la cadena española NH, aportará 120 millones de euros para construir un aparcamiento subterráneo y reformar de paso el degradado entorno del hotel. La fachada monumental del Krasnapolsky está en un lugar privilegiado, la plaza Dam. Para agradecer el apoyo de la cadena, el alcalde presentó anoche su plan en el propio hotel.

DEGRADACION PAULATINA Pese a ser uno de los grandes atractivos turísticos de Amsterdam, el casco antiguo, sobre todo la parte entre la estación de ferrocarril y la plaza Dam, ha ido degradándose. Pese a que Zeedij, que era una de las calles más inseguras de la ciudad, se limpió en los años noventa de drogadictos, el entorno ha ido a peor. La calle Damrak ha vivido la irrupción de cadenas de comida rápida, tiendas de suvenires y restaurantes de baja calidad, casi todos en manos de grupos internacionales de dudosa reputación.

"Amsterdam no será una ciudad aburrida, pero queremos devolverle un poco de chic al viejo centro", decía ayer el alcalde. Para ello, también se irán retirando licencias de coffeeshops --donde se pueden comprar y consumir drogas blandas-- y los escaparates del sexo se concentrarán a una zona más reducida.