Fue el ángel de Ana Frank y de su legado. No solo ocultó en Amsterdam a la niña judía y a su familia de las fuerzas nazis, sino que también salvó el diario donde la pequeña relataba sus íntimas sensaciones y vivencias que, con los años, se convertiría en un clásico literario. Miep Gies (Viena, 1909) fallecía el lunes por la noche --tal y como recogía un comunicado en su web-- a los 100 años.

Un pequeño habitáculo en la parte trasera de la empresa de los Gies, ubicada en el número 263 de Prinsengracht, en uno de los canales de Amsterdam, sirvió de refugio a los Frank entre julio de 1942 y agosto de 1944. Dos años en los que Gies y su marido, ayudados por una red de colaboradores, se encargaron de suministrar víveres y atenciones, además de un escondite, a la familia judía. Hasta que los alemanes descubrieron el refugio y los enviaron a todos al campo de concentración polaco de Auschwitz.

Traducido a 70 lenguas

Ana no logró salir con vida pero su diario se hizo célebre después de que Miep Gies se lo entregara a su padre, Otto, que tras sobrevivir al campo de exterminio logró que se publicara en 1947. Acabó siendo traducido a más de 70 lenguas y convertido en uno de los grandes best-sellers de la historia.

"No hay nada en mí especial", había escrito Gies en un libro publicado en el año 1987, donde añadía: "Nunca quise especial atención. Solo hice lo que se esperaba de mí y lo que me pareció necesario en aquel momento".

Nacida en Austria en el seno de una familia cristiana, fue bautizada con el nombre de Hermine Santruschitz. La escasez de comida abocó a sus padres biológicos a enviarla a Leiden, donde fue acogida por una familia que le puso el sobrenombre de Miep, por el que se le ha conocido toda su vida. De ahí, a Amsterdam.

Miep Gies empezó a trabajar como secretaria en una empresa textil, pero perdió el empleo en 1933 a causa de la grave crisis económica. Fue en ese momento cuando se estableció el vínculo con la familia Frank, cuando el padre de Ana le dio trabajo en su fábrica.

Ella también vivió las penalidades de la guerra y pudo salvarse de la deportación gracias a su matrimonio con un novio holandés, Jan, con el que tuvo un hijo, Paul, que ayer abrió un registro de condolencias en su web. El marido de Miep falleció en 1993 a los 87 años.

Actitud reconocida

Encontró el diario entre los escombros del habitáculo donde se escondía la familia, hecho añicos tras el asalto de las tropas alemanas. Su comportamiento, pese a la impronta de normalidad que siempre quiso imprimirle la propia Geis, ha sido reconocido por gobiernos e instituciones.