El secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, eligió la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, con sede en Ginebra, para rendir, el miércoles, un homenaje a las víctimas del genocidio de Ruanda, de cuyo inicio se cumplían 10 años. Contrito, Annan reconoció la culpabilidad del Consejo de Seguridad, de los estados y de la prensa internacional "por no haber hecho más para evitar y detener" la matanza.

Annan propuso un plan para "atacar las raíces de la violencia y del genocidio, como son el odio, el racismo y los discursos públicos que niegan a grupos de personas su dignidad y derechos". Según la última cifra oficial dada por el Gobierno ruandés, en los 90 días que siguieron al 6 de abril de 1994 fueron asesinadas 937.000 personas.

Tras una amarga reflexión, en la que no esquivó la responsabilidad de la organización que dirige, Annan declaró su voluntad de dejar a su sucesor una ONU capaz tanto "de prevenir genocidios como de adoptar acciones para detenerlos si fallan las medidas previas". El 7 de abril ha sido declarado por la ONU "Día Internacional para la Reflexión sobre el Genocidio".

Paralelamente, en la capital ruandesa, Kigali, se iniciaron las ceremonias conmemorativas de la tragedia con la inauguración de un Memorial Nacional, en presencia de jefes de Estado africanos, de la diplomacia internacional y de varios supervivientes.