El secretario general de la ONU, Kofi Annan, entonó ayer el mea culpa ante las duras críticas a su gestión hechas públicas ayer por la investigación independiente del programa Petróleo por Alimentos, que entre 1996 y el 2003 ayudó a paliar la miseria del pueblo iraquí. "Me critican personalmente y lo acepto", dijo Annan después de que el jefe del equipo de investigadores, el expresidente de la Reserva Federal de EEUU, Paul Volcker, presentara el informe.

"Como director ejecutivo de la ONU tengo que aceptar la responsabilidad por los fallos revelados", añadió Annan, que admitió la "corrupción de un pequeño grupo de personal de las Naciones Unidas". Pero el propio secretario general no está incluido en este grupo, ya que un año largo de investigaciones no ha conseguido demostrar que Annan interviniese para adjudicar contratos de la ONU a la empresa suiza Cotecna, en la que trabajaba su hijo Kojo.

Volcker, que presentó ayer ante el Consejo de Seguridad su informe sobre la gestión de Petróleo por Alimentos, recalcó que la responsabilidad de los fallos detectados no es sólo del secretario general. "Debe ser compartida por todos los estados miembros y el propio Consejo", manifestó. Como fallo capital, Volcker destacó el hecho de que la ONU haya permitido que Sadam manipulase el programa de ayuda a su pueblo y eligiera a los compradores del petróleo iraquí, algo que dio lugar a sobornos.

Volcker recomendó la creación del puesto de director ejecutivo de la ONU, que ahora ejerce el secretario general. También pidió que se ponga en marcha un cuerpo auditor en el plazo de un año para evitar que se repitan los "graves casos de comportamiento ilícito, antiético y corrupto en la ONU" a que dio pie el plan de ayuda a Irak.

El embajador de EEUU ante la ONU, John Bolton, subrayó que la credibilidad del organismo mundial está en juego y que es necesario reformarlo.