La ambiciosa reforma planteada por Kofi Annan para adecuar la ONU a los desafíos del siglo XXI se quedará en agua de borrajas. "Seamos francos unos con otros y con los pueblos de las Naciones Unidas: no hemos logrado aún las reformas vastas y fundamentales que yo y otros creemos que hacen falta", clamó ayer el secretario general, vapuleando sin ambages a los presidentes y primeros ministros del mundo entero, que le escuchaban bajo la bóveda de la Asamblea General, en Nueva York.

Es "inexcusable" que, por segunda vez en un año, no se haya conseguido llegar a un acuerdo para propiciar el desarme y cortar el paso a la proliferación nuclear, continuó el jefe de la ONU, en un tono menos diplomático del que acostumbra. La ira de Annan era comprensible. Hace apenas seis meses, él mismo presentó las líneas generales de las reformas vitales y de nada ha servido. La organización, fundada en 1945, tras la segunda guerra mundial, se encuentra en plena crisis cuando celebra su 60º aniversario.

DEMANDAS ESTADOUNIDENSES Las semanas de tensas negociaciones no han logrado más que un pálido reflejo de lo solicitado por Annan, que se plasmará en el documento final de la cumbre, en cuyo párrafo 144 se da la bienvenida a la alianza de civilizaciones propuesta por el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, en el 2004.

"EEUU, como país anfitrión de la ONU y su miembro más indispensable e influyente, tiene gran parte de la culpa del fracaso de la reforma", sentenciaba ayer en su editorial The New York Times . El rotativo achacó el fiasco a la "larguísima lista de demandas unilaterales" presentada por John Bolton, el nuevo y "notoriamente poco diplomático" embajador de EEUU ante la organización.

Aun así, el presidente de EEUU, George Bush, no se privó de leerle la cartilla a la ONU, en su intervención ante la mayor reunión de líderes vista en el palacio de cristal, donde tiene su sede. La organización "debe ser fuerte y eficiente, libre de corrupción y responsable ante los pueblos a los que sirve", recalcó, ante una audiencia escéptica que le escuchó en silencio.

Las Naciones Unidas "deben defender la integridad y vivir de acuerdo con los altos estándares que fijan para otros", siguió Bush, en una clara alusión al escándalo en la gestión del programa Petróleo por Alimentos, con el que se palió la miseria del pueblo iraquí. Annan ha sufrido personalmente las salpicaduras del caso, que le ha restado fuerzas para promover la reforma y ha dado alas a las críticas de Washington. El secretario general goza de escasas simpatías en la Casa Blanca, desde que tildó de "ilegal" la guerra contra Irak, lanzada sin el respaldo del Consejo de Seguridad.

EL "EXITO" EN IRAK Ante un foro mundial que sigue fuertemente dividido sobre esa guerra, Bush optó ayer por recalcar de nuevo que "el éxito de un Irak libre es de vital interés para todo el mundo". A ninguna nación civilizada "le interesa que emerja un nuevo Estado terrorista en ese país", añadió, ante la atenta mirada de su nuevo presidente, Jalal Talabani.

Con respecto a la pobreza, Bush renovó su compromiso de levantar las barreras comerciales si los demás países también lo hacen. Después del discurso, participó en una reunión del Consejo de Seguridad, en la que se aprobó una resolución patrocinada por Gran Bretaña como respuesta a los atentados del 7-J. En ella se exige a todas las naciones que adopten leyes para prohibir la incitación al terrorismo.

"Tenemos la solemne obligación de detener el terrorismo en sus comienzos", señaló. Poco antes, ante la Asamblea General, Bush había apelado también a los miembros de la ONU para que firmen el tratado, patrocinado por Rusia, que exige el procesamiento y extradición de cualquiera que intente hacerse con materiales radiactivos o ingenios nucleares.

EL ´KATRINA´ A diferencia de otros años, Bush se mostró conciliador en su discurso ante la ONU, adonde llegó en el momento más bajo de su presidencia a causa de la hemorrágica pérdida de apoyo a su gestión que le ha infligido la catástrofe del huracán Katrina . El presidente dio las gracias a los representantes de las 115 naciones que se han ayudado a EEUU.