La ONU podrá gestionar a sus anchas las consecuencias de "la peor catástrofe natural a la cual se ha enfrentado desde su nacimiento", como la describió el secretario general de la organización, Kofi Annan, en la cumbre de urgencia destinada a coordinar la ayuda internacional que ayer se llevó a cabo en Yakarta (Indonesia).

La organización ha sido reconocida como responsable de la operación humanitaria por los representantes de los 26 países y organizaciones humanitarias reunidos en Yakarta. Los países asiáticos afectados por el tsunami habían hecho un llamamiento enérgico para que una autoridad "neutral y legítima" se pusiera a la cabeza de las operaciones de emergencia. Desde el inicio de la cumbre, el presidente indonesio, Susilo Bambang Yudoyono, pidió el nombramiento de un señor catástrofe en el seno de la ONU, con el argumento de que sólo las Naciones Unidas tienen la autoridad para realizar operaciones de urgencia.

ARDUA EMPRESA La tarea es enorme. Según la ONU, el número de muertos será superior a 150.000, ya que aún hay cuerpos bajo los escombros y en el mar. En total, cinco millones de personas necesitan ayuda humanitaria. "Tenemos el deber de impedir que tras el tsunami venga otra ola de muerte por causas que podemos prevenir", declaró Annan. Las ayudas deben llegar pronto, antes de que comiencen las epidemias.

La solución: dinero, mucho dinero, y rápido. La ONU pide que se desbloqueen 977 millones de dólares (740 millones de euros) en los próximos seis meses para ayudar a los 5 países más afectados. La suma es bastante inferior a los 4.000 millones prometidos por los donantes. "Muchas de esas promesas ya se han hecho realidad, en dinero o en especie. Necesitamos el resto pronto y en efectivo", dijo Annan.

Pero el dinero prometido no será suficiente. Se necesita más, pues el esfuerzo es a largo plazo: las regiones arrasadas tardarán entre 5 y 10 años en recuperarse, según la ONU. La Unión Europea (UE) anunció ayer que aumentará el monto de su ayuda hasta llegar a los 450 millones de euros. Además, la decisión de poner en práctica una moratoria sobre la deuda de los países afectados, impulsada por los gobiernos francés y británico, fue acogida con aplausos.

Para evitar las consecuencias catastróficas de otro tsunami, los países afectados pidieron la puesta en marcha de un sistema de alerta similar al que funciona en el Pacífico. Japón, con amplia experiencia, se propuso para asumir la dirección técnica.

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