El proceso que se sigue contra el expresidente yugoslavo Slobodan Milosevic en el Tribunal Penal de La Haya ha sido aplazado sine die apenas una hora después de comenzar. Esta mañana estaba previsto que iniciara la fase de defensa del juicio contra el expresidente serbio y yugoslavo, sobre el que pesan hasta 66 cargos de crímenes de guerra y genocidio.Al inicio de la vista de hoy, el expresidente serbio ha acusado a los jueces de "haber empeorado" su salud, al no concederle el descanso recomendado por los médicos y por someterle a presiones para respetar las fechas de entrega de documentos.El juez Patrick Robinson ha argumentado que los informes médicos recibidos no impedían a Milosevic comparecer ante la sala del Tribunal, para tratar cuestiones de tipo "administrativo", sin embargo, una hora después aplazó el juicio sine die.El equipo médico que asiste a Milosevic entregó la semana pasada al registro del Tribunal un informe en el que aconsejaba que es exlíder serbio no debía pasar por "momentos de cansancio", a causa de su alta presión sanguínea, aunque sí le permitía tratar asuntos de carácter "administrativo".Milosevic ha dicho al juez Robinson que un informe médico de esta misma mañana "estrictamente prohíbe mi aparición aquí", por lo que seguidamente se ha preguntado "quién está preocupado por mi salud".Milosevic ha presentado a los jueces una lista de entre 1.300 y 1.400 nombres, que por el momento sólo conocen los miembros del tribunal, y ha pedido que se exija la comparecencia de los líderes occidentales incluidos en esa relación.A pesar de que no se conocen todos los nombres de esa lista, Milosevic ha citó algunas de las personalidades cuando solicitó su comparecencia, como es el caso del ex presidente de Estados Unidos Bill Clinton, el canciller alemán, Gerhard Schroeder, o el primer ministro británico, Tony Blair.Desde el comienzo de su proceso en febrero del 2002, el exjefe de Estado yugoslavo anunció claramente sus intenciones y se negó a situarse en el mismo nivel que sus jueces y la acusación, instrumentos de un tribunal del que no reconoce la legalidad ni la legitimidad.En 295 días de audiencia, que han permitido hasta ahora la audición de 295 testigos, la acusación ha presentado, de forma a menudo extremadamente meticulosa, sus elementos de prueba, mientras que Milosevic, por su parte, aprovechaba cualquier oportunidad para denunciar el complot fomentado, según él, en Berlín, Londres o Washington contra el pueblo serbio.El proceso de la justicia internacional se ha convertido a menudo en un diálogo de sordos y de confusión. "Slobodan Milosevic concibe su proceso como una última ocasión para dirigirse al pueblo serbio. No se dirige a la Cámara. Registra para la historia su versión de los hechos", ha dicho una fuente diplomática.