El miedo a lo que pueda suceder en los cielos ha vuelto a desatar el caos en tierra. British Airways y Air France decidieron ayer suspender siete vuelos que debían partir hoy y mañana desde Londres y París con destino a EEUU, después de que las autoridades estadounidenses alertaran a las compañías de que tenían "información específica y creíble" sobre la posibilidad de que Al Qaeda intentara secuestrar aviones.

Washington pidió a las compañías que incluyeran en sus vuelos a agentes armados. Esa presencia de air marshalls es rechazada por la mayor parte de los países europeos.

Las cancelaciones afectan a cuatro vuelos entre Londres y el aeropuerto internacional de Dulles en Washington DC, dos entre París y la capital estadounidense y uno entre Londres y Miami. Se suman a las que se produjeron en Navidad, cuando se suspendieron 16 vuelos hacia o desde EEUU y Francia, Reino Unido y México. Al parecer, ha sido la revisión de la información que llevó a aquellas cancelaciones y nuevos datos obtenidos por EEUU los que han hecho saltar las alarmas. Aún así, el Departamento de Seguridad Interior ha decidido no elevar el nivel de alerta.