Ignorando que el primer ministro israelí, Ariel Sharon, lo excluye del proceso negociador y que ha declarado su intención de deportarlo o asesinarlo, el presidente palestino, Yasir Arafat, propuso ayer a Israel una nueva tregua dirigida por él mismo.

Arropado por los índices de su popularidad, Arafat se prodigó ayer en entrevistas a los medios de comunicación desde su asediada Mukata. La oferta de la tregua la dio al Canal 2 de la televisión israelí. Ante un equipo de la agencia Reuters, se mostró dispuesto a morir como un "mártir" y dijo que va a usar sus armas para defenderse de un intento de asesinarlo o deportarlo. "Soy un soldado palestino", reivindicó .

Arafat restó importancia al veto que impuso Estados Unidos a una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU en la que se pedía a Israel que no le amenace. "Ninguna decisión nos hará tambalear", dijo. "Nada nos puede mover ni aplastarnos porque nosotros somos más fuertes que cualquier decisión", añadió Arafat. La resolución de Naciones Unidas había sido apadrinada por el grupo de los países árabes y del tercer mundo y contó con el apoyo de la mayoría de los miembros del Consejo de Seguridad. El veto estadounidense impidió la aprobación de la resolución.

UN DIA NEGRO

El negociador jefe palestino, Saeb Erekat, sugirió que tras la votación, Israel puede interpretar que puede hacer lo que quiera con Arafat. "Es una jornada negra para la ONU y para la legislación internacional. Espero que Israel no interprete la resolución como una licencia para matar al presidente Arafat", dijo Erekat.

En Israel el veto fue acogido con satisfacción. "Ha sido muy importante para mostrar a esos extremistas que cada vez que quieran llevar una resolución antiisraelí al Consejo de Seguridad no obtendrán una mayoría automática", dijo el ministro de Exteriores, Silvan Shalom.

El veto fue recibido con disgusto en el mundo árabe. No obstante, el secretario general de la Liga Arabe, el egipcio Amr Musa, dijo está convencido de que el veto no significa que EEUU esté de acuerdo con las políticas de Israel.

Desde Egipto llegaron reacciones de indignación. Su titular de Exteriores, Ahmed Maher, dijo que "el pretexto de decir que el proyecto de resolución no era equilibrado carece de base".