Sobre las 9.30 horas, proyectiles de la artillería israelí cayeron sobre la sede de la agencia de la ONU para los refugiados en la franja de Gaza. Quemaron y destruyeron totalmente su almacén, donde había varias toneladas de ayuda humanitaria -- comida, medicina y mantas-- y el centro educativo, que son parte del complejo. "Se ha perdido ayuda humanitaria, que es esencial en estos momentos", explica Francesc Claret, portavoz de la UNRWA (agencia de la ONU para refugiados palestinos), en Gaza. Es lo que ha entrado en los últimos días, de lo poco que llega.

CENTRO DE DISTRIBUCION Este almacén, el más grande, es el centro neurálgico de las distribuciones de comida de la ONU en toda la franja de Gaza.

Es el tercer ataque contra la ONU en este conflicto. La organización ya ha pedido una investigación imparcial tras el bombardeo de su convoy el día 8 y, para evitar otro ataque, Israel montó un mecanismo de coordinación y aseguró que respetará la neutralidad de la ONU.

La ONU ha vuelto a pedir una investigación. Sospecha del uso de bombas de fósforo, lo que explica el gran incendio.

En el almacén de la ONU había también material de la oenegé CARE, que suspendió la distribución de ayuda por los bombardeos. "Había 15.000 mantas y 1.400 botes de leche para bebés", informa Yazadan El Amaui, jefe del equipo. Estaban destinados a embarazadas y madres que acababan de dar a luz. "Hay 7.500 personas sin mantas y 1.337 niños, ya he memorizado esta cifra, porque es la de los niños entre 0 y 2 años sin leche", cuenta.

"Estoy muy apenado, porque esperábamos que 1.400 niños tuvieran un poco de leche para que pudieran alimentarse un poco y dejaran descansar a sus madres durante la noche", dice Yazadan El Amaui. El material había tardado ocho días en llegar. Para sustituirlo, será necesario por lo menos el mismo plazo.