La Asamblea Constituyente de Ecuador se instaló ayer en la ciudad costera de Montecristi con "plenos poderes" y la decisión de Alianza País, el partido del presidente, Rafael Correa, de cerrar el Congreso mientras se redacte el nuevo texto. "El cese de sus funciones no tiene argumento legal", protestó su presidente, Jorge Cevallos. Pero el partido del Gobierno, al que pertenecen 80 de los 130 asambleístas, no tiene intención alguna de dar marcha atrás.

Correa anunció que hoy, en la ceremonia oficial de inauguración de las sesiones, pondrá su cargo a disposición de la Constituyente. "Tendrán las manos libres para mandarme a mi casa, encargarme el poder o hacer lo que ellos quieran", dijo.

La oposición resolvió participar en la Asamblea con el anhelo de que el texto se elabore por consenso y no se repita la experiencia boliviana.

Los presidentes de Venezuela y Colombia, Hugo Chávez y Alvaro Uribe, deberían verse hoy en Montecristi, en la apertura de la Constituyente. Los dos países atraviesan una crisis diplomática que estalló cuando Uribe suspendió la mediación de Chávez para el canje de rehenes de las FARC por rebeldes presos.