Si el ataque de los Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña quería persuadir al régimen de Bashar el Asad para que cesase los ataques a la población civil, no lo ha conseguido. Tan solo 24 horas después, el Ejército de Damasco ha empezado una campaña de bombardeos intensos sobre una bolsa de territorio rebelde situada al norte de Homs.

En unas pocas horas —la mañana de este domingo—, Damasco ha lanzado 28 ataques, han asegurado los Cascos Blancos, una organización opositora que se dedica al rescate de gente atrapada bajo las runas.

Se espera que, en las próximas horas y días, los bombardeos contra esta y otras zonas opositoras incrementen. La semana pasada, tras una brutal campaña de cuatro meses, Asad logró conquistar Guta. La ofensiva sobre esta región, la única que estaba bajo control rebelde dentro de la provincia de Damasco, tuvo su coste: 1.600 civiles murieron bajo las bombas de Asad y su aliado, Rusia. Ahora, Asad quiere más.

Investigación en curso

La ofensiva sobre Guta terminó la semana pasada con un ataque químico. Los países occidentales —Trump en cabeza— culpan a Damasco de su autoría y, este domingo, un grupo de investigadores de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), se ha desplazado a la zona para investigar lo ocurrido. La Organización Mundial de la Salud (OMS) da por hecho que el ataque existió, aunque Rusia y Asad aseguren que fue todo una «fabricación realizada por Gran Bretaña».

El Reino Unido, por supuesto, niega que eso sea verdad. «Nuestras relaciones con los rusos son muy malas desde el asunto de Salisbury [el envenenamiento de un exespía ruso protegido por Gran Bretaña]. Pero llegados al momento de la acción concreta del ataque en Siria, quisimos dejarles claro qué es lo que queremos y qué es lo que no queremos. Es muy importante, en este momento de malas relaciones, dejar claro nuestro rechazo al uso de armas químicas», ha dicho este domingo el ministro de Asuntos Exteriores británico, Boris Johnson, que acepta que el ataque de este sábado no servirá para cambiar la balanza de poderes en Siria.

Después de haber tomado Guta, ahora, los objetivos de Asad serán el norte de Homs, Idleb (norte) y Daraa (sur). Idleb, como Guta, lleva años siendo duramente atacada. Pero a diferencia de la otra región, en Idleb hay presencia de más grupos rebeldes, la zona no está cercada y hay, además, varios destacamentos de militares turcos.

En Idleb, de hecho, uno de los grupos con más presencia y control es Hayat Tahrir al Sham, antes conocida como Jabhat al Nusra; o, lo que es lo mismo, Al Qaeda en Siria. Daraa, por su parte, situada en la frontera sur con Jordania, tiene una importancia simbólica enorme: fue aquí, hace siete años, donde empezó todo.