La crisis de los rehenes de la localidad de Madaen ha puesto en jaque a las autoridades iraquís. Decenas de civiles shiís, entre ellos mujeres y niños, permanecen retenidos desde el viernes por un numeroso grupo de militantes sunís que amenazan con matarlos. Fuerzas del Ejército iraquí, apoyadas por soldados de EEUU, rodearon ayer la población, a unos 40 kilómetros al sureste de Bagdad, y lanzaron varias incursiones en busca de los secuestrados.

El asalto a Madaen empezó al alba. Pocas horas después, el ministro de Estado para la Seguridad Nacional, Kasim Daud, informó a la Asamblea Nacional de la operación, en la que participaron varias brigadas iraquís y tropas norteamericanas que bloquearon dos puentes de acceso a la localidad. Daud dijo que habían rastreado sin éxito tres barrios, pero un portavoz del Ministerio de Defensa dijo que 15 familias habían sido liberadas y medio centenar de sospechosos, detenidos.

Fuentes militares reconocieron que en la incursión hubo una fuerte resistencia rebelde. El Comité de Ulemas, máxima autoridad religiosa suní, se ofreció a mediar. De hecho, las autoridades detuvieron las operaciones para dar tiempo a la negociación.

ENTRE 35 Y 150 CIVILES La confusión reina sobre el número de personas que siguen retenidas. Algunas fuentes hablan de 150, otras de entre 35 y 100. El exprimer ministro Iyad Alaui acusó ayer a Al Qaeda y a su líder en Irak, Abú Musab al Zarqaui, de estar tras los secuestros y de buscar "un enfrentamiento entre sunís y shiís" que lleve a la guerra civil. Pero el grupo de Zarqaui calificó el secuestro de "montaje" de las autoridades para justificar un ataque contra la población.

Por otra parte, Maral Ruzicka, una estadounidense que dirigía en Irak una ONG, murió el sábado, junto con otras dos personas, al estallar junto a su vehículo un coche bomba. Tres soldados de EEUU murieron en Ramadi.