La cifra de fallecidos por el alud de tierra y barro sufrido el pasado 8 de agosto en Zhouqu (provincia noroccidental china de Gansu) asciende a 1.435 personas, pero las autoridades han prohibido la búsqueda de los 330 desaparecidos que todavía quedan por el temor a brotes de epidemia. Los datos fueron actualizados hoy por la agencia oficial Xinhua, que también citó a un portavoz gubernamental que anunció el fin de las tareas de rescate.

"Los cuerpos se han empezado a pudrir después de estar enterrados durante dos semanas. Buscando los restos hay riesgo de brotes de epidemias", aseguró el portavoz, sin identificar. Xinhua señaló que los familiares de los desaparecidos continuaban buscando a sus seres queridos y habían llegado a contratar a personal y maquinaria pesada para remover el terreno.

Por otro lado, la agencia oficial comunicó que los servicios de emergencia que trabajan en la búsqueda de los 69 desaparecidos en un alud en la provincia sureña de Yunnan se quedaron aislados y sin suministros, después de que las inundaciones bloquearan la única carretera de acceso a Puladi, la localidad siniestrada.

El país asiático vive su peor temporada de inundaciones desde hace doce años, con más de 3.400 muertos y desaparecidos desde que se inició la temporada en mayo, con daños comparables a los producidos por las crecidas de los ríos Yangtsé y Songhua en 1998, que ocasionaron más de 4.000 muertos y 140 millones de desplazados.