Al menos tres de los nueve extranjeros --la mayoría alemanes-- secuestrados la semana pasada en el norte de Yemen fueron hallados muertos ayer, según confirmó anoche el Ministerio de Interior yemení.

Nada se sabía con certeza de la suerte de los otros seis, sobre los que circulaban informaciones contradictorias. Así, un responsable de las fuerzas de seguridad locales había informado bajo anonimato a la agencia AFP del hallazgo de siete cadáveres y dos niñas supervivientes.

Siete alemanes --una pareja, tres niños y dos enfermeras--, un ingeniero británico y una maestra surcoreana habían sido secuestrados días atrás en una zona montañosa de la provincia de Saada (al norte del país), según anunció el domingo la web del Ministerio de Defensa de Yemen. Los cadáveres hallados en la localidad de Noshur --a 12 kilómetros de Saada, capital de la provincia homónima-- corresponden a dos mujeres alemanas y a la surcoreana, y al parecer presentaban impactos de bala y heridas de arma blanca. Los cautivos eran miembros de una oenegé que trabaja desde hace 35 años en el hospital de Saada.

Aunque nadie se ha atribuido la acción, las autoridades yemenís apuntaban ayer a Al Qaeda, recordando que la región saudí fronteriza es una de sus plazas fuertes. La actividad de los extremistas islámicos en Yemen, un Estado frágil de estructura tribal, ha ido en aumento en los últimos años. En julio del 2007, siete turistas españoles y dos ciudadanos yemenís murieron en un atentado suicida con coche bomba en la provincia de Mareb (centro).

Según una fuente policial, los autores del secuestro habían difundido el domingo por la noche un macabro mensaje SMS: "Rezad la plegaria de los muertos por los cautivos. Mañana tendréis una sorpresa".

En principio, las autoridades habían acusado a los rebeldes chiís comandados por el exdiputado Abdelmalek Al Huti, quienes desde el 2004 se enfrentan a las fuerzas gubernamentales en un conflicto que ha causado miles de muertos en la región. Los rebeldes, sin embargo, se apresuraron a negar su implicación.

Los secuestros de extranjeros en Yemen son relativamente frecuentes --más de 200 en los últimos 15 años--, pero suelen resolverse con la liberación de los rehenes sanos y salvos. Los escasos finales trágicos --tres británicos y un australiano murieron en 1998, y un diplomático noruego en el 2000-- se produjeron cuando las fuerzas de seguridad trataban de liberarlos.