Vladimiro Montesinos llegó a ser el hombre más temido de Perú. Dueño de una biografía rocambolesca, a la sombra del expresidente Alberto Fujimori disfrutó de un poder omnímodo. En su caída, en septiembre del 2000, arrastró con él a su protector, que dimitió desde Japón por correo electrónico. Montesinos había sido expulsado del Ejército en los años 70 por haber robado documentación sensible que luego entregó a los servicios de espionaje de EEUU.

Licenciado en derecho, defendió como abogado a narcotraficantes que supieron agradecérselo de manera contante y sonante. Ató su suerte a la de Fujimori desde el momento en el que el ´Chino´ emprendió su carrera presidencial. Siempre en el anonimato, con el anodino cargo de "asesor" del Servicio de Inteligencia (SIN), Montesinos estampó su firma en todos los grandes escándalos de la década: la masacre de estudiantes, el lavado de dinero, el tráfico de armas, la manipulación de la justicia y los fraudes electorales, los actos de tortura.