Un joven ha resultado herido grave en la localidad de Mequínez (norte de Marruecos) como consecuencia de la explosión de una bombona de gas que llevaba consigo y que hizo estallar junto a un autocar de turistas, según confirmaron a Efe fuentes oficiales.

El suceso ocurrió en un barrio popular de la ciudad y al parecer el individuo, de 23 años, hizo estallar la bombona perforándola con un destornillador cuando se dirigía al autocar, según las fuentes, que informaron de que se busca a dos personas que estaban con el individuo herido.

La explosión arrancó a éste los dos brazos pero no causó ni víctimas ni otros daños materiales, añadieron las fuentes, que indicaron que al parecer la actuación del conductor del autocar evitó que hiriera a los ocupantes del vehículo.

El herido fue trasladado al hospital militar Mohamed V de la ciudad, donde los servicios de seguridad, en alerta máxima en Marruecos desde principios de julio, han abierto una investigación.

Se trata del primer intento de atentado después de que, el pasado 10 de abril, tres terroristas se suicidaran haciendo estallar los explosivos que transportaban encima y otro muriera por disparos de la policía en el barrio popular de El Fida de Casablanca, la capital económica de Marruecos.

En ese incidente también falleció un inspector de policía como consecuencia de una de las explosiones. Cuatro días después, el 14, dos terroristas se suicidaron en la calle Mulay Yusef de Casablanca, muy cerca del Consulado General de EEUU y de la Casa de América, causando heridas leves a una transeúnte.

Previamente, el pasado 11 de marzo, un terrorista murió al hacer estallar la bomba que llevaba consigo en un cibercafé, también de Casablanca. El pasado 6 de julio el Gobierno marroquí anunció un incremento hasta el nivel máximo del estado de alerta por la amenaza terrorista sobre el país, lo que provocó un reforzamiento de los controles de fronteras y de las infraestructuras básicas en Marruecos.

El Gobierno explicó que su decisión se basaba en informaciones que no precisó y que obligaron a redoblar la vigilancia en todo el país, además de multiplicar la movilización, el control y el despliegue de las fuerzas de seguridad.