La noche del 16 de mayo del 2003, varios kamikazes irrumpieron en el restaurante de la Casa de España de Casablanca, donde decenas de personas, como cada viernes, jugaban al bingo. De forma casi simultánea, otros kamikazes se hicieron explotar en el hotel Farah, ante el cementerio judío de Casablanca y ante la Alianza israelí de la ciudad. Aquella serie de ataques terroristas causaron un total de 45 muertos, entre ellos tres españoles y 14 suicidas. Esos atentados fueron los primeros que sufrió Marruecos y demostraron que el país se encontraba en el punto de mira de la trama terrorista de la organización Al Qaeda. Las autoridades detuvieron a cerca de 8.000 personas de las cuales unas 2.500 fueron condenadas. Muchas de ellas fueron indultadas en el 2005.