Quince personas murieron ayer en el segundo ataque suicida en dos días en Kandahar, bastión de los talibanes en el sur de Afganistán. El objetivo era un convoy privado estadounidense, aunque la mayoría de las víctimas (11) fueron civiles afganos. El pasado viernes, otro ataque costó la vida al gobernador de Zehri (en la provincia de Kandahar) y a tres de sus hijos.