Al menos ocho personas murieron ayer en Nueva York, concretamente en el barrio de Manhattan, al arrollar una camioneta a varias personas, un episodio que poco después catalogado por las autoridades como un atentado terrorista, según informaron medios locales en un balance realizado al filo de la medianoche española que incluye al menos quince personas heridas.
El Departamento de Policía de Nueva York (NYPD) informó de que, según datos provisionales, la camioneta invadió un carril por el que circulaban bicicletas y peatones, arrollando a varias personas hasta que chocó contra otro vehículo, aparentemente un autobús escolar.
El conductor, según el NYPD, salió entonces de la camioneta portando imitaciones de armas de fuego y fue interceptado por agentes de policía.
Las autoridades aseguraron que el sospechoso fue detenido y que no existía ninguna amenaza en la zona, situada en el sur de la isla de Manhattan, cerca del World Trade Center.
El canal CNN aseguró, citando a fuentes de las fuerzas de seguridad, que la fuerza de tareas contra el terrorismo del FBI estaba al frente de la investigación.
Las autoridades no facilitaron un saldo provisional de las víctimas, pero medios locales dan cuenta de que los muertos son ocho y unas quince personas resultaron heridas. Según esas fuentes, el sospechoso estaba siendo tratado de sus heridas en un hospital cercano.
El canal CNN, que cita a fuerzas policiales, asegura que varios testigos oyeron al hombre gritar Allahu Akbar (Alá es grande).
John Williams, un hombre que presenció parte de los hechos, explicó a Efe que iba caminando por la calle cuando vio a dos mujeres corriendo junto a una decena de niños, que alertaban de que un hombre tenía un arma de fuego. Inmediatamente, explicó, se escucharon varios disparos y poco después pudo ver a un hombre tirado en el suelo.
El gobernador del estado, Andrew Cuomo, se dirigió inmediatamente al lugar de los hechos, y también el alcalde de la ciudad, Bill de Blasio, quien ofreció detalles del ataque en la madrugada española.
El de ayer es el primer atentado terrorista que se produce en la ciudad de Nueva York desde los ataques al World Trade Center ocurrido el 11 de septiembre del 2001.
