Los líderes de los Quince y de los 10 nuevos estados miembros de la UE proclamaron ayer de forma solemne en Atenas el nacimiento de una nueva Europa, más fuerte y más unida, decidida a desempeñar "un papel esencial en el mundo". Los jefes de Estado y de Gobierno de los miembros actuales y de los 10 nuevos miembros firmaron a la sombra de la Acrópolis el tratado de adhesión más voluminoso de la historia de la UE. Sus 6.000 páginas ponen fin definitivamente a la división de Europa y unifican el continente 13 años y medio después de la caída del muro de Berlín.

PARTICIPACION INMEDIATA

Polonia, Hungría, República Checa, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Lituania, Letonia, Chipre y Malta no se integrarán formalmente en la UE hasta el 1 de mayo del año próximo. Sin embargo, desde ayer mismo los 10 países participan plenamente en los debates de las cumbres europeas y de los consejos de ministros de la UE, aunque sin derecho a voto.

"Ya no hay división en Europa", proclamó el primer ministro griego y presidente semestral de la UE, Costas Simitis, al iniciarse la ceremonia en el ágora ateniense, cuna de la democracia. "La unión de la parte occidental y oriental supone un nuevo punto de partida", dijo Simitis. "Ahora, Europa será más fuerte", añadió el primer ministro griego.

No obstante, detrás de las declaraciones oficiales de actuación en común, se esconden profundas divergencias, que impidieron un avance significativo en la reforma institucional de la UE durante la cumbre de Atenas.

Los pequeños países, con el respaldo de los nuevos microestados que se incorporan a la UE, rechazaron crear una presidencia estable en sustitución del actual sistema rotatorio semestral. Sólo se produjo un consenso sobre la creación de la figura del ministro de Asuntos Exteriores de la UE.

Los líderes europeos decidieron mantener el calendario previsto para concluir el proyecto de la primera Constitución europea, que se presentará en la cumbre de Salónica, el 20 de junio.