Cincuenta personas fallecieron y más de 170 resultaron heridas ayer en un atentado suicida en una mezquita de Jamrud, en la zona tribal de Jyber (noroeste de Pakistán). El kamikaze se había colado entre los casi 300 fieles durante la oración del viernes. A esta mezquita suelen acudir policías y paramilitares, muy numerosos en esta región fronteriza con Afganistán, por la que suelen pasar los convoyes de la OTAN. "Nunca en mi vida he visto tanta devastación", confió Wahid Jan, un policía que se salvó milagrosamente. "Cuando el imán dijo Alá Akbar Alá es grande, el suicida hizo estallar la carga que llevaba. Hubo una enorme explosión. Toda la mezquita se hundió", añadió.

Este atentado es el más sangriento en Pakistán desde el ataque contra el Hotel Marriott de Islamabad, el 20 de septiembre del 2008, en el que murieron 60 personas. En zonas tribales semiautónomas del noreste tienen santuarios los talibanes afganos, expulsados en el 2001, y combatientes de Al Qaeda, aliados de talibanes.