El FBI, amparado en la ley antiterrorista del 2001, ha incrementado las investigaciones sobre ciudadanos estadounidenses, aunque no tengan vínculos terroristas, según informó ayer el diario The Washington Post . El rotativo denunció que el FBI emite cada año más de 30.000 cartas de seguridad nacional que permiten, sin necesidad de permiso judicial, escudriñar las comunicaciones y archivos personales de cualquier ciudadano o visitante del país.

Todos estos archivos privados son depositados, sin el conocimiento o consentimiento de los vigilados, en varios bancos de datos del Gobierno, que puede compartirlos con otras entidades a su antojo.

El Gobierno de George Bush "no ha ofrecido ejemplo alguno sobre cómo el uso de éstas ha contribuido a frenar algún complot terrorista", según aseguró el diario.