Existen versiones encontradas sobre el éxito o fracaso de la ofensiva del Ejército paquistaní contra los talibanes en el valle de Swat, en el noroeste del país. Pero de lo que no cabe duda es de que está provocando una catástrofe de enormes proporciones entre la población civil. Según el Alto Comisariado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) son ya 834.000 los civiles huidos de esta región desde la intensificación de la ofensiva hace 19 días. Este número de personas que se han visto obligadas a abandonar sus hogares se suma a los 500.000 que corrieron la misma suerte en anteriores combates; o sea que el total de desplazados supera ya el 1.300.000.

Otras 200.000 personas se encuentran atrapadas en Mingora, la principal ciudad del distrito de Swat, y suplican a las autoridades que vengan en su ayuda. "La gente se está volviendo loca; los niños y las mujeres lloran. Por favor, digan al Gobierno que nos deje salir de aquí", suplicó ayer por teléfono un comerciante a la agencia France Presse.

El Ejército tiene asediada la ciudad pero asegura que sus hombres no entrarán. Los habitantes explican por teléfono que los militares castigan con bombardeos determinados barrios y que los talibanes, que responden también con fuego, son aún los amos de la calle.

DIFICULTADES La situación de los que han huido de las zonas de combate es también dramática. Según el ACNUR, solo 80.000 de los desplazados están alojados en campos. El resto han encontrado refugio en casas de parientes o amigos o en "asentamientos espontáneos" improvisados donde se puede. Para colmo de los males, los que huyen de las montañas se encuentran cuando llegan al valle con temperaturas superiores a los 40 grados centígrados.

"Miren estas tiendas y donde están situadas. ¿Cree que alguien que viene de una región donde hace fresco puede vivir aquí? No hay ventiladores, no hay agua fría, no hay nada", afirmó una mujer madre de cuatro niños en un campo de desplazados, señalando las tiendas en un terreno polvoriento.

El jefe del ACNUR, Antonio Guterres, pidió ayer un esfuerzo internacional para evitar una tragedia. En Bruselas, la Comisión Europea aprobó ayer una ayuda de 5,5 millones de euros para las víctimas civiles.