Las autoridades de Tailandia elevaron hoy a 122 el número de fallecidos por las inundaciones del monzón que sufre desde hace un mes el país, en cuya región sur se ha movilizado al Ejército para llevar ayuda a las víctimas. Fuentes oficiales informaron de que en las últimas horas fueron encontrados los cadáveres de un total de 15 personas, ocho de ellas en Songkhla, la provincia más afectada por las riadas. Los soldados continúan intentando rescatar a decenas de miles de personas atrapadas en sus casas en la ciudad de Hat Yai, a la que todavía es imposible acceder por tierra pese a que el temporal ha remitido. Barcos patrulleros de la Policía rescataron a unos cien turistas que no podían salir de Ko Tao, una isla muy popular para el buceo, aunque esta mañana fue reabierto el aeropuerto de Samui. El Gobierno de Tailandia decidió ayer desplegar al Ejército para rescatar a los atrapados y llevar ayuda a los damnificados, sobre todo en Hat Yai, que sigue parcialmente sumergida y sin servicios de electricidad y teléfono. Según los meteorólogos, la tormenta se aleja del país hacia el oeste, pero se mantiene el riesgo de olas gigantes en toda la región del Istmo de Kra, que separa el Golfo de Siam del Mar de Andamán. Desde que el pasado 10 de octubre comenzaron los aguaceros en el norte y noreste del país, casi seis millones de personas se han visto afectadas por las riadas, que han dejado anegadas vastas áreas de 38 provincias, incluidas varias de la despensa arrocera situada en la meseta central. Las autoridades quieren evitar a toda costa que las inundaciones lleguen a Bangkok, como sucedió en 1986 y 1991. Como medida de prevención, los servicios de emergencia han colocado miles de sacos de arena en los puntos débiles del río Chao Praya y distribuido bombas de achique de agua por si se desborda.