El presidente de Tanzania, Jakaya Mrisho Kikwete, ha vuelto a poner sobre la mesa la autopista que cruzará el parque natural de Serengeti y que, según varios grupos conservacionistas, romperá el ecosistema de 30.000 kilómetros cuadrados que abarca el Serengeti y zonas protegidas como Loliondo y Ngorongro en Tanzania o el Masai Mara en Kenya.

La nueva vía rápida debe servir para conectar la gran fuente de pescado del Lago Victoria, la ciudad más grande del norte de Tanzania, Arusha, y el puerto comercial de Dar es Salaam, mejorando así el transporte comercial del este africano y sobre todo la zona rica en minerales de los Grandes Lagos y Dar es Salaam.

La construcción de la autopista afectará al 1,3 millones de ñus y a las 300.000 zebras que, año tras año, recorren 2.100 kilómetros huyendo de la estación seca, un fenómeno conocido como la Gran Migración y que sustenta este ecosistema. Se calcula que, con la nueva vía, morirán cerca del 80% de los animales, pero el informe realizado por el propio Gobierno sobre las consecuencias de la carretera menosprecia los daños en la flora y la fauna.

El presidente Kikwete prometió la construcción de la autopista en la última campaña electoral del 2005. Ahora, a las puertas de las próximas elecciones presidenciales de octubre, Kikwete ha declarado que espera que las obras empiecen a principios del 2012, con un coste de 480 millones de euros, y finalicen en menos de un año. El pasado 31 de julio, el presidente tanzano consideró, en un discurso por televisión, que los 53 kilómetros que atraviesan el parque natural no serán asfaltados, pero esto no satisface a los grupos conservacionistas que han impulsado la campaña Save the Serengeti . Aunque el presidente, al que se le atribuye un amor especial por la naturaleza, parece convencido, no todo está claro. En julio la delegación Tanzana en la UNESCO comentaba que no había "nada decidido" y para más jolgorio, la Tanapa (Tanzania National Parks) se oponía al proyecto hasta hace unas semanas.

El Gobierno tanzano propone medidas para paliar el daño a la Gran Migración, como la construcción de túneles para permitir el paso de los animales o vallas para que no sean atropellados por los camiones de alto tonelaje. Pero nada convence a los opositores, que aseguran que las vallas no permitirán a los animales salvajes hacer el recorrido habitual en busca de agua y que los túneles fracasaron en otros parques. A todos les sorprende que el proyecto atreviese la zona considerada salvaje en la que solo penetran los vehículos de los guías del parque natural.

La alternativa

Se habló por primera vez de este proyecto hace 20 años a propuesta del Banco Mundial, pero fue descartado por las consecuencias medioambientales. La Frankfurt Zoological Society, una entidad conservacionista alemana con más de 50 años de vida, se opone abiertamente a la autopista y ha abierto una campaña contra ella.

El sector turístico mundial y tanzano está plenamente en contra de la autopista, ya que el parque constituye el principal atractivo del país.